El calabacín, pese a ser un ingrediente tan común en nuestras cocinas, esconde un potencial culinario que a menudo pasa desapercibido. Acostumbrados a verlo en la cesta de la compra semana tras semana, podemos olvidar que se trata de un alimento extraordinariamente versátil, capaz de adaptarse a preparaciones sencillas o convertirse en protagonista de platos sorprendentes.
Su suavidad, su textura amable y su capacidad para absorber sabores lo convierten en uno de los ingredientes más agradecidos con los que trabajar, tanto para quienes comienzan a cocinar como para quienes buscan explorar nuevos caminos gastronómicos.
Este humilde vegetal es un auténtico camaleón culinario. Puede ser la base de cremas aterciopeladas, formar parte de salteados llenos de color o transformarse en una guarnición ligera que acompaña con delicadeza cualquier plato. Pero su verdadero encanto aparece cuando decidimos ir un paso más allá :
Ese calabacín, versátil y suave se convierte en protagonista de una preparación tradicional, la tortilla de calabacín con cebolla. Elaborada con mimo para potenciar al máximo su sabor. Cortado en pequeños tacos y cocinado lentamente junto con la cebolla hasta alcanzar una textura melosa y mezclado con los huevos batidos, para cuajarlos a fuego lento y conseguir una tortilla dorada por fuera y tierna y jugosa por dentro.
Cortado en finas láminas y acompañado de otros ingredientes frescos y sencillos como el jamón cocido, el tomate y una bechamel ligera podemos hacer un delicioso pastel milhojas templado, receta de la web El Pozo Cocina.
Un plato lleno de matices e ideal para una comida saludable entre semana o una cena ligera en esos días en que te apetece algo reconfortante por la noche. Horneado hasta alcanzar una textura tierna y ligeramente dorada, estas milhojas ofrecen un equilibrio perfecto entre ligereza y sabor. Un plato elegante y saludable que realza lo mejor de los ingredientes frescos.
A estas dos elaboraciones se suma ahora un plato que aporta frescura y ligereza: el gazpacho de calabacín ligero.
Se elabora a partir de calabacines frescos triturados en crudo junto con otros ingredientes en una mezcla emulsionada hasta conseguir una crema fina, con una textura sedosa que invita a repetir una y otra vez. Su sabor es delicado, verde y luminoso perfecto para un entrante refrescante, es una manera ligera y rica de disfrutar del calabacín en su estado más puro.
La versatilidad del calabacín continúa en los macarrones con calabacín, donde la pasta se convierte en un lienzo para la verdura. Cortado en finas láminas y salteados con cebollita hasta que queden tiernas para después mezclarlas con los macarrones y el parmesano rallado que le darán mucha cremosidad y sabor al plato.


































Sí, soy yo. Julia, una manchega de nacimiento y andaluza de adopción. Actualmente vivo "En un lugar de la Mancha..." cercano a Toledo. Este blog va dedicado a mis hijos y a todas aquellas personas que se inicien en la cocina.
