Los huevos rellenos gratinados son una opción deliciosa y sofisticada para sorprender a tus invitados o disfrutar en una comida familiar. Su combinación de sabores cremosos y el toque crujiente del queso gratinado hacen de este plato un éxito asegurado en cualquier mesa.
Perfectos como entrante o aperitivo, son fáciles de preparar y se pueden personalizar con diferentes rellenos, según sean tus gustos.
Pero siempre serán una elección sabrosa y versátil. Os enseño cómo los hago yo en casa. Estoy segura de que os va a encantar y la repetiréis más de una vez.
Os dejo la receta en vídeo y os invito a suscribiros a mi canal de YouTube.
Ingredientes: - 5 huevos cocidos - 1/2 litro de salsa bechamel. Receta aqui. - 150g de carne picada de pollo o ternera - 2 cucharadas de tomate frito - 1/2 cebolla - finas hierbas al gusto (romero, tomillo, orégano...) - sal al gusto
- pimienta molida al gusto - aceite de oliva virgen - queso rallado
Hacemos la salsa bechamel como dice la receta, la reservamos.
Cocemos los huevo durante 7 minutos más o menos. Los sacamos, y los pelamos. Se parten los huevos por la mitad y se les saca la yema, se machacan esas yemas y se reservan.
En una sartén ponemos una cucharada de aceite y sofreímos la cebolla muy picada, añadimos la carne salpimentada, cuando esté sofrita le añadimos el tomate frito, una pizca de finas hierbas, las yemas machacadas y dos cucharadas de salsa bechamel. Mezclamos bien.
Rellenamos los huevos, y los ponemos en una fuente apta apta horno , los colocamos boca abajo, los cubrimos con el resto de la salsa bechamel.
Les ponemos queso rallado por encima .
Los gratinamos unos minutos hasta que se dore el queso.
Los servimos bien calentitos y son un primer plato o plato único junto con una ensalada perfecto y riquísimo.
¡Y muy ricos!
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El flan de castañas es un postre muy otoñal, lleno de sabor y suavidad, ideal para quienes disfrutan de los dulces tradicionales con un toque diferente.
Preparado con un puré de castañas, leche , huevos y azúcar, su textura es cremosa y su delicado sabor a castañas evocan los sabores de otoño. Puedes servirlo solo o acompañado de nata montada o trozos de castañas confitadas. Además de delicioso es una forma excelente de aprovechar las castañas que están en temporada y sorprender con un postre casero y delicioso.
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Ingredientes:
- 350g de castañas peladas
- 1 litro de leche entera
- 1 rama de canela
- 200g de azúcar
- 6 huevos M
Para el caramelo:
- 100g de azúcar
- 1 cucharadita de agua
Primero preparamos las castañas:
Les hacemos un corte a cada una de las castañas por el centro. En un cazo ponemos un poco de agua al fuego y cuando empiece a hervir echamos las castañas y las dejamos cocer 2 minutos. Las sacamos y las escurrimos. Ponemos una sartén sin nada al fuego, cuando esté bien caliente añadimos las castañas y las tapamos, las dejamos hacer , removiendo de vea en cuando durante 2 minutos más o menos.
Veremos que las castañas se abren y se empieza a despegar la piel y se pelan perfectamente. Si se rompe alguna no pasa nada.
Preparamos el caramelo:
Ponemos en un cazo al fuego, el azúcar y la cucharada de agua y dejamos hervir hasta que se forme un caramelo dorado, lo echamos en el molde.
Preparamos el flan:
Ponemos una cazuela al fuego con la leche, el azúcar, la rama de canela y las castañas peladas. Las dejamos hervir a fuego medio- bajo durante 20-25 minutos. Las retiramos del fuego.
Sacamos la rama de canela y lo trituramos todo muy bien. dejamos templar.
En un bol ponemos los huevos, los batimos un poquito y le añadimos la leche triturada con las castañas. Mezclamos bien. Lo echamos en el molde donde hemos puesto el caramelo. Colocamos el flan en un recipiente con agua para cocerlo al baño maría.
Lo metemos en el horno precalentado a 170ºC, calor arriba y abajo sin aire durante 45 minutos. Lo sacamos y dejamos enfriar, luego lo metemos en el frigorífico al menos durante 4 horas.
Lo sacamos, desmoldamos y servimos acompañado de lo que más nos guste.
¡Queda buenísimo!
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Estos rollitos de pollo rellenos de verduras son una opción deliciosa y saludable, perfecta para cualquier ocasión.
El pollo, jugoso y tierno, se enrolla cuidadosamente alrededor de verduras frescas como son la zanahoria, el calabacín y el pimiento, creando una combinación de sabores y texturas que se complementan a la perfección. A medida que se hornean, los rollitos se impregnan con el sabor de las verduras y las especias, resultando un plato sabroso y nutritivo.
Además, la receta es baja en calorías y rica en vitaminas, lo que la convierte en una alternativa para aquellos que buscan opciones ligeras sin sacrificar el sabor. Puedes acompañarlos de una cebolla caramelizada con pasas o con una salsa de yogur o simplemente con un toque de limón.
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Ingredientes:
- 2 pechugas de pollo fileteadas en corte fino
- 1-2 zanahorias
- 1/2 calabacín
- 1 pimiento rojo
- sal al gusto
- pimienta molida al gusto
- 1/2 copita vino blanco
- aceite de oliva virgen
Cortamos las verduras en bastones finitos.
Colocamos un bastón de cada verdura encima de cada filete de pollo, lo enrollamos y los atamos con hilo de cocinar o con palillos de dientes.
En la bandeja de horno ponemos un poquito de aceite de oliva, colocamos los rollitos y los espolvoreamos con sal y pimienta molida. Los horneamos 10 minutos a 180ºC, los sacamos añadimos el vino por encima y los horneamos otros 10 minutos.
Los sacamos y los servimos con cebolla caramelizada o salsa de yogur o simplemente con limón rociado por encima.
¡Quedan muy ricos!
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La tarta de alabaza especiada es el postre perfeto para disfrutar en otoño, cuando las temperaturas bajan y los aromas cálidos llenan el aire.
Con una base crujiente de galletas y un relleno suave y cremoso de calabaza y queso, esta delicia se adereza con una mezcla de especias de temporada. Cada bocado es un equilibrio entre lo dulce y lo especiado, creando una explosión de sabores que invitan a saborearla lentamente.
Ideal para acompañarla con nata montada o una bola de helado de vainilla, la tarta de calabaza especiada se convierte en un regalo irresistible para los sentidos. Perfecta para compartir en reuniones familiares o disfrutar en una tarde tranquila. Su textura suave y su sabor cálido hacen que cada momento con esta tarta sea único y memorable.
Os dejo la receta en vídeo para que la veáis mejor. Si os gusta podéis suscribiros a mi canal youtube donde tengo muchas más.
Ingredientes para un molde de 22cm:
Para la base:
- 100g de mantequilla
- 300g de galletas tipo maría
- 1 cucharadita de jengibre en polvo
- 30g de nueces picadas
Para el relleno:
- 450g de queso crema
- 150g de azúcar
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
- 3 huevos L
- 250g de calabaza cocida al horno o microondas y hecha puré
- 2 cucharaditas de canela molida
- 1 cucharadita rasa de nuez moscada
- 1/4 de clavo molido
Para adornar:
- 200ml de nata para montar
- 2 cucharadas de azúcar glas
Hacemos la base:
Trituramos las galletas en la picadora junto con la mantequilla derretida. Le añadimos las nueces picadas sin que se hagan harina y el jengibre y mezclamos bien.
Lo echamos en el molde y forramos el fondo y las paredes ayudándonos con las manos. Lo horneamos con el horno precalentado a 180ºC durante 10 minutos. Lo dejamos enfriar.
Hacemos el relleno:
En un bol ponemos el queso crema, el azúcar, la esencia de vainilla, batimos y añadimos los huevos de uno en uno hasta incorporarlos todos.
Separamos un cucharón de esta mezcla para el final .
Añadimos al resto de mezcla el puré de calabaza, la canela, la nuez moscad y el jengibre y mezclamos bien. Lo echamos en el molde donde tenemos la base de galletas. Echamos encima el cucharón de masa que hemos reservamos y con un palillo o tenedor, hacemos el efecto marmolado.
Lo horneamos, con el horno precalentado a 180ºC con calor arriba y abajo sin horno durante 55 minutos. Lo sacamos y dejamos enfriar.
Lo adornamos con la nata montada con el azúcar glas.
Lo metemos en el frigorífico hasta la hora de servirla.
¡Queda buenísima!
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Hasta ahora había hecho los nuggets de pollo, porque son los que mas gustan a mis hijos, pero como a mi me encanta el pescado y en casa no les gusta, tengo que ponerlo de forma que lo coman pero que tenga poco sabor a pescado. Así que decidía probar con los nuggets de pescado a ver si les gustaba.
Y han gustado mucho. Quedan crujientes y sabrosos, tenéis que probarlos.
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Ingredientes:
- 250g de filetes de merluza sin piel ni espinas
- 60g de miga de pan o pan de molde
- 60g de leche
- 60 g de queso de untar tipo philadelphia
- sal al gusto
- 1 diente de ajo
- perejil
- huevo
- harina
- pan rallado
De forma tradicional:
Ponemos todos los ingredientes, el pescado troceado, el ajo, el perejil, el pan.
el queso, la leche y sal al gusto. Lo picamos todo hasta conseguir una masa no demasiado triturada .
La ponemos en un tuppers y la dejamos en el frigorífico unas 2 horas para que tome cuerpo.
Sacamos porciones , hacemos bolitas , las aplastamos un poco y las rebozamos primero en harina, luego en huevo batido y por último por pan rallado.
Con cuisine companion:
Ponemos en la cubeta de la Cuisine Companion, la cuchilla amasar-picar, añadimos el ajo y el perejil , añadimos el pescado troceado, el queso, el pan , la leche, pimienta y sal.
Picamos a velocidad 7- 8 , 10 segundos. Si os gusta mas picado, le dais un poco más de tiempo. el resto igual que de forma tradicional.
Los freímos en aceite bien caliente y los servimos acompañados de mayonesa.
Queda delicioso y a los niños les encantan y también a los mayores.
¡Muy ricos!
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Aquí os dejo la versión de estos nuggets hechos por Montse, del blog Cocinando para mis peques 2.
Le han quedado estupendos. ¡Muchas gracias Montse!
Los engañabobos son unos dulces típicos del día de todos los Santos y también de Semana Santa. Originarios de un pueblo de Huelva, Alosno, aunque se han extendido por su cercanía a muchos pueblos de Extremadura.
Tienen una textura hojaldrada, y su sabor es delicioso. Son muy fáciles de elaborar, por lo que podemos hacerlos en cualquier momento y en poquísimo tiempo y además aguantan durante bastante tiempo sin ponerse duros.
El nombre de "engañabobos" se debe a que parecen que se hagan con hojaldre y que estén rellenos al morderlos, pero la verdad es que ni es hojaldre , ni están rellenos, aunque su textura sea hojaldrada, y están buenísimos.
Os dejo la receta en vídeo para que la veáis mejor. Si os gusta podéis suscribiros a mi canal youtube donde tengo muchas más.
Ingredientes:
- 200g de harina común
- 75g de aceite de oliva
- 50g de azúcar blanco
- 45g de vino blanco
- piel de 1 limón
- 1 cucharadita de anís en grano
- una pizca de sal
- aceite de girasol para freír
- azúcar para rebozar
Ponemos el aceite en un cazo junto con la piel de limón y el anís en grano, lo llevamos al fuego y dejamos que se dore un poquito la piel de limón. Lo retiramos del fuego y dejamos que temple un poco y repose.
En un bol ponemos la harina, el azúcar, la sal y mezclamos bien. Hacemos un hueco en el cetro y ponemos el vino blanco y el aceite colado.
Mezclamos bien, hasta que todo esté integrado amasando con las manos. Hacemos una bola y la dejamos reposar 30 minutos tapada.
Estiramos la masa a un grosor de 3-4 milímetros y cortamos rectángulos de 6x3 cm aproximadamente. Recuperamos los restos y volvemos a formar la bola, estiramos otra vez con el rodillo y seguimos contando hasta terminar la masa.
Ponemos un cazo al fuego con el aceite de girasol y cuando esté caliente, yo lo he puesto en el nº 7 de mi vitrocerámica, vamos friendo los rectángulos de masa, veremos que los engañabobos se dan la vuelta ellos solos, si no lo hacen les damos nosotros la vuelta. Cuidado que se doran enseguida y pueden quemarse.
Cuando estén doraditos los sacamos y ponemos en papel de cocina.
tLos rebozamos en azúcar y los dejamos enfriar.
¡Quedan buenísimos!
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En la actualidad , la cocina no tiene fronteras. Gracias a la globalización gastronómica y a la creciente curiosidad de los consumidores, preparar platos internacionales desde casa se ha convertido en una tendencia en alza. Sin embargo, uno de los mayores retos al aventurarse en cocinas del mundo es acceder a los ingredientes auténticos y frescos que cada receta requiere. Es aquí donde las conservas juegan un papel fundamental, facilitando la exploración de sabores exóticos y permitiendo que cualquiera pueda viajar con el paladar sin salir de su cocina.
Viajar, por ejemplo, a la cocina asiática, es fácil si tenemos en la despensa aliados como la salsa de soya para marinar , es un gran ejemplo de cómo un producto envasado puede transformar una receta cotidiana en una experiencia exótica, ya sea para maridar carnes, saltear vegetales o darle profundidad a caldos y salsas, su versatilidad la convierte en una puerta de entrada perfecta a la cocina internacional.
Y no está sola. Las conservas, en todas sus formas, desde vegetales y legumbres hasta marisco, pescado y frutas, permiten a los aficionados de la cocina experimentar con sabores de todo el mundo, sin complicaciones ni largas horas de preparación. Gracias a ellas , preparar un wok al estilo chino, un curry tailandés o una ensalada de inspiración mediterránea es tan sencillo como abrir un frasco o una lata.
Uno de los mayores atractivos de cocinar con conservas es la posibilidad de experimentar con ingredientes que antes parecían inaccesibles. Alimentos como el pulpo, las sardinas en aceite de oliva, los corazones de palmito, las setas shiitake o los frijoles negros pueden estar en nuestra despensa gracias a la conservación en lata o frasco.
Además muchos de estos productos en conserva provienen directamente de sus países de origen, lo que garantiza una experiencia de sabor más auténtica. Las conservas españolas de marisco, por ejemplo, son reconocidas mundialmente por su calidad, y permiten preparar tapas y arroces con un genuino toque español. De igual forma ocurre con los productos del resto de países.
Sostenibilidad y reducción de desperdicio.
Más allá de la practicidad, las conservas también aportan valor en términos de sostenibilidad. Al extender la vida útil de los alimentos, ayudan a reducir el desperdicio y a optimizar el consumo. Muchos fabricantes de conservas apuestan hoy por prácticas responsables, tanto en el origen de sus ingredientes como en los métodos de producción y embalajes, utilizando envases reciclables y libres de BPA.
Por otro lado, tener una despensa bien surtida con conservas permite planificar mejor las comidas, evitando compras impulsivas y facilitando una alimentación equilibrada y variada.
Conclusión.
Las conservas han pasado de ser una solución de emergencia a convertirse en una herramienta gastronómica versátil accesible y creativa. Gracias a ellas, hoy es posible disfrutar de la riqueza de la cocina internacional desde casa, combinando ingredientes y sabores exóticos con facilidad y sin sacrificar la calidad.
En un mundo cada vez más conectado, las conservas nos invitan a viajar con los sentidos, abrir nuestra mente y nuestro paladar, y descubrir que la diversidad culinaria está tan cerca como nuestra propia despensa.
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La calabaza es el alimento antioxidante por excelencia. Es un alimento ligero ideal para las dietas para perder peso debido a que tiene un alto contenido en agua y un aporte calórico muy bajo.
Además de todas esas propiedades la crema de calabaza es una receta, saludable, sabrosa y económica, llena de sabor y perfecta para cualquier época del año, especialmente para los meses más frescos.
Su textura suave y aterciopelada se logra cocinándola lentamente. Y luego la trituramos para conseguir una crema homogénea y deliciosa.
Se sirve caliente y la podemos acompañar con picatostes o pipas de calabaza tostadas o un hilito de aceite de oliva.
Es ideal tanto para entrantes como para un plato principal en una comida ligera.
Sí, soy yo. Julia, una manchega de nacimiento y andaluza de adopción. Actualmente vivo "En un lugar de la Mancha..." cercano a Toledo. Este blog va dedicado a mis hijos y a todas aquellas personas que se inicien en la cocina.