Las alcaparras son uno de esos ingredientes pequeños en tamaño pero enormes en personalidad. A menudo relegado a un papel secundario o vistas como un simple adorno, en realidad poseen una versatilidad extraordinaria y un perfil sensorial complejo que las convierte en una herramienta clave en la cocina, especialmente cuando se trata de equilibrar grasas y aportar textura. Su sabor ùnico, acusado floral y salino es capaz de transformar una preparación con apenas unas cuantas unidades, actuando como un punto de tensión que despierta el paladar y ordena el conjunto del plato.

El carácter de la alcaparra, comienza en su origen vegetal: es el botón floral sin abrir de la Capparis spinosa. Ese detalle no es menor, porque explica su dimensión aromática. Antes de ser encurtida, la alcaparras es amarga y poco expresiva; es el proceso de curado en sal o en salmuera el que desarrolla y potencia ese sabor intenso y punzante. El resultado es un ingrediente con salinidad marcada, pero no plana, acompañada de notas florales, ligeramente herbáceas, y una acidez sutil que recuerda a la mostaza o a la ralladura de cítricos.

Esa combinación hace que las alcaparras sean especialmente eficaces para equilibrar preparaciones grasas. En salsa para pescados, donde la mantequilla, el aceite de oliva o incluso la nata pueden dominar, la alcaparra actúa como un contrapunto. Su salinidad corta la untuosidad, mientras que su acidez despierta las papilas y evita la sensación de pesadez. Un ejemplo clásico es la salsa meunièr: Aquí la alcaparra no es un añadido decorativo, sino el elemento que da ritmo a la salsa, aportando pequeños golpes de intensidad que equilibran la grasa láctea y realzan el sabor delicado del pescado.

En salsas emulsionadas, como una salsa verde o una vinagreta templada para pescados blancos, las alcaparras cumplen una función similar. Picadas finamente, se integran en la base grasa aportando salinidad natural, lo que permite reducir la cantidad de sal añadida. Además, su sabor acusado ayuda a estructurar la salsa, haciendo que incluso una emulsión sencilla resulte más compleja y profunda. en pescados grasos como el salmón o la caballa, esta cualidad es aún más evidente: la alcaparra limpia el paladar y equilibra la riqueza del pescado sin ocultar su sabor.

Más allá del equilibrio gustativo, las alcaparras también aportan textura. enteras, ofrecen una resistencia suave al morderlas, una especie de pequeño estallido que introduce variedad en los platos de textura homogénea. En una salsa lisa o en un puré que acompaña a un pescado, encontrar una alcaparra entera genera contraste y mantiene el interés en cada bocado. Esa textura es especialmente valiosa en cocinas donde se busca dinamismo sin recurrir a ingredientes más pesados o invasivos.

Cuando se pican, las alcaparras cumplen otra función textural: se convierten en un condimento granular que espesa visualmente la salsa y le da cuerpo. En una salsa tártara o en una salsa ravigote, por ejemplo, su presencia crea una sensación de densidad y complejidad, sin necesidad de añadir más grasa. Este uso es ideal para platos fríos o templados.

La versatilidad de las alcaparras también se manifiesta  en su capacidad para adaptarse a distintos tratamientos. Pueden usarse crudas, simplemente enjuagadas para moderar su salinidad, o ligeramente fritas en aceite para obtener una textura crujiente y un sabor más redondo. Al freírlas desarrollan unas notas tostadas que funcionan muy bien como acabado de pescado al vapor o a la plancha.

En definitiva, las alcaparras son mucho más que un ingrediente accesorio. Su sabor acusado, floral y salino las convierte en un recurso fundamental para equilibrar las grasas, especialmente en salsa de pescado, donde aportan frescura, tensión y claridad. Al mismo tiempo, su capacidad para añadir textura, ya sea entera, picada o frita, las hace extraordinariamente versátiles. Entender cómo y cuando usarlas permite aprovechar todo su potencial y demuestra que , en cocina, a menudo son detalles más pequeños los que marcan la diferencia.

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El lomo de gamo es una propuesta refinada, intensa y equilibrada, pensada para ocasiones especiales. Ideal para disfrutar estas fiesta navideñas.

Es una carne jugosa, elegante, marcado a la perfección para conservar su sabor silvestre. Se acompaña con una salsa de frutos rojos que equilibra dulzor y acidez, realzando la carne con notas frescas y aromáticas.


Los frutos rojos se funden lentamente con vino  y especias suaves, creando profundidad y brillo. 

Es una propuesta equilibrada y agradable, pensada para disfrutar sin prisas de un plato especial y lleno de sabor.

Si no podéis conseguir lomo de gamo , también está muy rico con solomillo ibérico de cerdo o ternera.

Si te gusta la carne de caza te recomiendo que veas también , la carne de ciervo adobada al estilo de Andújar que está deliciosa.

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Ingredientes:

     -   1 lomo de gamo  o solomillo ibérico de cerdo

     -   100g de mermelada de fresas

     -   100g de mermelada de frambuesas

     -   100ml de vino blanco 

     -   100ml de caldo de carne 

     -   1 cucharadita de maicena

     -   2 cucharadas de agua

     -   1 cucharada de romero seco picado

     -   1 cucharada de tomillo seco picado

     -   pimienta molida al gusto

     -   sal al gusto

     -   aceite de oliva virgen

El día anterior maceramos la carne: Le ponemos sal y pimienta molida al lomo, lo espolvoreamos con el romero y el tomillo. le echamos un chorreón de aceite de oliva y lo embadurnamos bien. Lo tapamos y dejamos macerar en el frigorífico hasta el día siguiente.

Hacemos la salsa: En un cazo ponemos las mermeladas, el vino y el caldo de carne. Lo llevamos al fuego y dejamos hervir 1-2 minutos. Rectificamos de sal , si es necesario y le añadimos la cucharadita de maicena diluida en el agua para que espese un poquito la salsa. 

Ponemos la plancha bien caliente y hacemos el lomo a nuestro gusto. Unos 2-3 minutos por cada lado.

El tiempo depende de como os guste de hecho. Lo cortamos en rodajas y lo servimos con la salsa y unos frutos rojos para acompañar. Podéis acompañarlo de puré de patatas y queda genial.

¡Es una delicia!

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Las bolitas de coco y chocolate se convierten en un dulce perfecto para la temporada navideña, llenando cada mesa de su aroma cálido y festivo.

Su textura suave y su sabor dulce recuerdan los postres tradicionales que se disfrutan en familia durante estas fiestas. Decoradas con una fina capa de chocolate y espolvoreadas con un poco de coco rallado son ideales para regalar, compartir en reuniones o acompañar una taza de café o té caliente en estas noches frías.

Cada bocado trae consigo la alegría, el cariño y la dulzura que caracteriza la navidad. 

Si te ha gustado esta receta te recomiendo que veas también los nevaditos o los morenitos navideños, ambos deliciosos.

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 Ingredientes:

     -   100g de coco rallado

     -   120-130g de leche condensada

     -   120g de chocolate negro de cobertura

     -   2 cucharaditas de mantequilla

En un bol ponemos la leche condensada y le añadimos el coco rallado, mezclamos hasta conseguir una pasta uniforme. La dejamos reposar unos 15 minutos.

Con ayuda de una cucharilla cogemos porciones iguales y formamos las bolitas con las manos. Las dejamos en un plato.

En un cuenco ponemos el chocolate y la mantequilla y los derretimos en el microondas o al baño maría hasta que se mezclen bien. 

Pinchamos cada bolita con un palillo y las mojamos en el chocolate derretido las colocamos sobre un plato forrado con papel vegetal y las espolvoreamos por encima con coco rallado.

Las dejamos enfriar en el frigorífico hasta que el chocolate endurezca.

¡Quedan deliciosas!

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El calabacín, pese a ser un ingrediente tan común en nuestras cocinas, esconde un potencial culinario que a menudo pasa desapercibido. Acostumbrados a verlo en la cesta de la compra semana tras semana, podemos olvidar que se trata de un alimento extraordinariamente versátil, capaz de adaptarse a preparaciones sencillas o convertirse en protagonista de platos sorprendentes.

Su suavidad, su textura amable y su capacidad para absorber sabores lo convierten en uno de los ingredientes más agradecidos con los que trabajar, tanto para quienes comienzan a cocinar como para quienes buscan explorar nuevos caminos gastronómicos.

Este humilde vegetal es un auténtico camaleón culinario. Puede ser la base de cremas aterciopeladas, formar parte de salteados llenos de color o transformarse en una guarnición ligera que acompaña con delicadeza cualquier plato. Pero su verdadero encanto aparece cuando decidimos ir un paso más allá : 

Ese calabacín, versátil y suave se convierte en protagonista de una preparación tradicional, la tortilla de calabacín con cebolla. Elaborada con mimo para potenciar al máximo su sabor. Cortado en pequeños tacos y cocinado lentamente junto con la cebolla hasta alcanzar una textura melosa y mezclado con los huevos batidos, para cuajarlos a fuego lento y conseguir una tortilla dorada por fuera y tierna y jugosa por dentro. 

Cortado en finas láminas y acompañado de otros ingredientes frescos y sencillos como el jamón cocido, el tomate y una bechamel ligera podemos hacer un delicioso pastel milhojas templado, receta de la web El Pozo Cocina

Un plato lleno de matices e ideal para una comida saludable entre semana o una cena ligera en esos días en que te apetece algo reconfortante por la noche. Horneado hasta alcanzar una textura tierna y ligeramente dorada, estas milhojas ofrecen un equilibrio perfecto entre ligereza y sabor. Un plato elegante y saludable que realza lo mejor de los ingredientes frescos.

A estas dos elaboraciones se suma ahora un plato que aporta frescura y ligereza: el gazpacho de calabacín ligero

Se elabora a partir de calabacines frescos triturados en crudo junto con otros ingredientes en una mezcla emulsionada hasta conseguir una crema fina, con una textura sedosa que invita a repetir una y otra vez. Su sabor es delicado, verde y luminoso perfecto para un entrante refrescante, es una manera ligera y rica de disfrutar del calabacín en su estado más puro.

La versatilidad del calabacín continúa en los macarrones con calabacín, donde la pasta se convierte en un lienzo para la verdura. Cortado en finas láminas y salteados con cebollita hasta que queden tiernas para después mezclarlas con los macarrones y el parmesano rallado que le darán mucha cremosidad y sabor al plato.


Un plato lleno de color, aroma y textura, donde la verdura aporta frescura y ligereza, convirtiéndolo en una opción equilibrada y reconfortante, ideal para toda la familia o para quienes buscan disfrutar del calabacín de manera original y sabrosa.
Finalmente, los bastones de calabacín al horno con parmesano ofrecen un snack saludable y lleno de sabor. Cortados en tiras, los calabacines se hornean hasta alcanzar una textura crujiente por fuera y tierna por dentro, espolvoreados con parmesano rallado que les aporta aroma y un toque irresistible. 


Son perfectos para aperitivo o entrante o para acompañamiento, o simplemente para cualquier momento del día, combinando  la ligereza de la verdura con un sabor intenso y gratificante.

En conjunto, estos platos muestran cómo el calabacín puede transformarse y adaptarse a múltiples técnicas culinarias, siempre respetando su sabor natural y su frescura. De la sutileza de las milhojas a la tradición de la tortilla, de la ligereza del gazpacho a la reconfortante combinación de la pasta y la sencillez deliciosa de los bastones al horno, esta selección celebra la riqueza de la huerta en cada preparación. Con pocos ingredientes y un poco de inspiración, el calabacín se convierte en un buen comodín para nuestra cocina diaria.

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La crema de langostinos es un plato elegante y reconfortante que destaca por su sabor marino intenso y su textura sedosa. Se elabora sofriendo los langostinos con verduras como la cebolla, puerro y zanahoria, que aporta profundidad y suavidad. 
Tras añadir un buen caldo de pescado, se deja cocer lentamente para concentrar lo sabores. Luego se tritura y cuela logrando así una crema fina y equilibrada.

Un toque de nata realza el sabor y la untuosidad del conjunto. Servida bien caliente, es perfecta para ocasiones espaciales o comidas festivas. Su aroma cautiva y promete un disfrute inolvidable. 
Si te ha gustado esta receta te recomiendo también la sopa de marisco o la sopa de pescado, ambas deliciosas 

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 Ingredientes:
     -   500g de langostinos crudos
     -   1 zanahoria
     -   1 puerro
     -   1 cebolla pequeña
     -   1-2 dientes de ajo
     -   40 ml de brandy
     -   1 cucharadita de pimentón dulce
     -   1 tomate maduro
     -   100 ml de nata líquida
     -   1 litro de caldo de pescado
     -   perejil o cebollino fresco
     -   sal y pimienta molida al gusto
     -   aceite de oliva virgen
Le cortamos los bigotes a los langostinos. Reservamos algunos para decorar al final.
En una sartén ponemos un poco de aceite y freímos los ajos pelados y cortados en rodajas. Cuando doren añadimos los langostinos enteros sin pelar, les ponemos un poco de sal y pimienta molida y los freímos, añadimos la cucharadita de pimentón.


Rociamos con el brandy, dejamos hervir unos minutos para que evapore el alcohol.
Añadimos la cebolla, el puerro, el tomate y la zanahoria picadas, salpimentamos al gusto y dejamos que se sofría todo junto unos minutos,  cubrimos con el caldo de pescado o agua.



Lo pasamos a una cazuela y si necesita más caldo lo ponemos, dejamos cocer unos 15 minutos a fuego medio. Retiramos del fuego y lo trituramos todo con la batidora. Lo colamos con un colador fino. Lo ponemos de nuevo al fuego le añadimos la nata y rectificamos de sal si es necesario. 

La servimos con unos langostinos pelados y salteados en una sartén con un poquito de aceite y sal. y con un poquito de perejil o cebollino picado por encima.

¡Queda deliciosa!
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Las marquesas son unos pastelitos hechos con almendra molida que se suelen hacer para la Navidad.
Son muy suaves y esponjosas y son una delicia para el paladar. 
Con una textura tierna y un interior dulce y jugoso, son ideales para compartir en reuniones familiares, para obsequiar a seres queridos o acompañar un café cálido.


Celebra la Navidad con un bocado que inspira alegría, ternura y el espíritu acogedor de estas fechas tan especiales. Un regalo perfecto para disfrutar juntos .


Si te ha gustado esta receta te recomiendo que veas también las marquesas de calabaza y almendra que es un bocado delicioso.

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Ingredientes:
- 250g de almendra molida
- 250g de azúcar glas
- 3 cucharadas soperas de agua
- Ralladura de un limón
- 3 huevos M
- 20g de Maizena (harina de maíz refinada)
- Azúcar glas para decorar

Se precalienta el horno a 170ºC.
Se mezclan las almendras con el azúcar , se añade la maicena y mezclamos bien, añadimos la ralladura de limón y mezclamos un poquito

Añadimos los huevos y el agua. Mezclamos bien.


Vertemos en moldes de magdalenas redondos o cuadrados. Los colocamos en la bandeja de horno y los
horneamos 25-30 minutos a 170º. 


Una vez frías espolvoreamos con azúcar glas.


¡Una delicia!

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Carcamusas toledanas. Julia y sus recetas
Las Carcamusas, es un plato tradicional de la cocina castellana que se prepara con carne de ternera o de cerdo.
Es originario de Toledo y su nombre tiene un origen muy curioso. 
Dicen que se inventó en un bar que era frecuentado por clientes de una cierta edad llamados "los carcas" y por algunas señoritas más jóvenes, que ellos consideraban sus musas y como el guiso era apreciado por ambas clientelas, en su honor se le llamó  "Carca-musas"
Si te ha gustado esta receta te recomiendo que veas también la ternera a la jardinera  o la ternera en salsa de pimientos , ambas deliciosas.

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 Ingredientes:
     -   1 Kg de carne de ternera o cerdo troceado
     -   4 dientes de ajo
     -   1 cebolla
     -   1 pimiento rojo
     -   50g de jamón en tacos
     -   50g de chorizo en tacos
     -   1 vaso de vino blanco
     -   3 cucharadas soperas de tomate frito
     -   300g de guisantes
     -   1 cucharadita de orégano molido
     -   caldo de carne casero. Receta aquí
     -   1 cucharadita de maicena
     -   Aceite de oliva virgen extra

En una sartén ponemos un poquito de aceite y freímos la carne con un poco de sal. La sacamos y ponemos en la olla rápida. La reservamos.


En el aceite sobrante freímos la cebolla muy picadita junto con el ajo picado. Cuando doren añadimos el pimiento rojo picado en trozos medianos y lo sofreímos. Añadimos el jamón y el chorizo picados en tacos.


 Cuando esté todo sofrito lo añadimos a la olla donde tenemos la carne. Añadimos el tomate frito, el vino y el orégano.


Añadimos el caldo de carne y cerramos la olla y cocemos 20 minutos. 
Destapamos la olla y añadimos los guisantes, dejamos cocer con la olla destapada 10-11 minutos hasta que se cuezan los guisantes. Si vemos que la salsa no está espesa, podemos añadirle una cucharadita de maicena diluida en una poquita agua.


La servimos con patatas fritas y pan para mojar en la salsita.

¡Buen provecho!

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Estos vasitos de mousse de manzana verde son una propuesta frescas, ligera y llena de sabor, perfecta para cualquier ocasión, como las fiestas navideñas .

Cada porción combina la acidez característica de la manzana con una textura suave y aireada que se deshace en la boca. 

Preparados con fruta natural y un toque de limón para resaltar su aroma, ofrecen un equilibrio ideal entre  dulzor y frescura.

Presentados en vasitos individuales, resultan prácticos, elegantes y fáciles de servir, ya sea en una comida familiar, una reunión con amigos o como postre especial en un evento. Decorados con unas finas láminas de manzana y un toque de menta fresca, estos vasitos no solo encantan por su sabor, sino también por su presentación delicada y atractiva. Son una opción deliciosa que invita a disfrutar de cada cucharada.

Si te ha gustado esta receta, te recomiendo la espuma de mango en vasito o la panna cotta de arándanos, ambas deliciosas.

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 Ingredientes para 10 vasitos:

     -   2 manzanas verdes

     -   zumo de 1/2 limón

     -   200ml de nata para montar

     -   2 huevos M

     -   100g de azúcar

     -   2 láminas de gelatina neutra (2,5g )

     -   2 cucharadas de leche

     -   ramitas de menta 

     -   pistachos u otro fruto seco

Ponemos la gelatina en remojo en agua fría durante 5 minutos.

Exprimimos el limón. Lo reservamos.

Montamos la nata con 50g de azúcar y la reservamos.

Separamos las claras de las yemas de los huevos y montamos las claras a punto de nieve con el resto del azúcar. Las yemas las reservamos para otra elaboración.

Lavamos bien las manzanas y reservamos la mitad de una de ellas en el frigorífico. El resto de las manzanas , las cortamos en trocitos y las ponemos en el vaso de la batidora junto con el zumo de medio limón , las trituramos y hacemos un puré fino. Lo reservamos.

Calentamos las dos cucharadas de leche en el microondas y diluimos en ella la gelatina escurrida. Se la añadimos al puré de manzana y mezclamos. Le añadimos el puré de manzana a la nata montada y después las claras montadas con movimientos envolventes.

Rellenamos los vasitos y los dejamos enfriar en el frigorífico durante 4 horas mínimo o hasta el día siguiente. 

Los decoramos con láminas de manzana cortadas muy finas y con pistachos u otro fruto seco picado y unas ramitas de menta fresca. Los servimos fresquitos .

¡Quedan deliciosos!

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Filetes de merluza al ajillo. Julia y sus recetas
Para hoy una forma de cocinar la merluza fácil y rápida además de sabrosa. Merluza al ajillo, una receta que se adapta a cualquier tipo de pescado blanco, como rape, lubina, rosada, el que más os guste a vosotros, pero con merluza queda estupendo.
Además se hace en poquísimo tiempo, en 10 minutos tenemos un plato perfecto para una comida o cena. 
Si os ha gustado esta receta os recomiendo que veáis también la merluza a la riojana o las popietas de merluza con jamón, ambas deliciosas.

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  Ingredientes:
     -   4 filetes de merluza
     -   6 dientes de ajo
     -   1 vasito de vino blanco
     -   sal al gusto
     -   pimienta molida al gusto
     -   250ml de caldo de pescado 
     -   aceite de oliva virgen
     -   1 cucharadita de perejil
     -   300g de almejas (opcional)
Ponemos un poco de aceite en una sartén y freímos los filetes salpimentados por los dos lados. Los retiramos y freímos los ajos laminados en el mismo aceite. Cuando empiecen a dorar añadimos el vino blanco, el perejil picado y el caldo de pescado. 
Cuando haya hervido un minuto añadimos los filetes y las almejas dejamos que se hagan unos minutos por cada lado. Los servimos acompañados de las almejas o con verdura hervida, patatas fritas lo que más os guste.
¡Queda muy rica!

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